viernes, 30 de mayo de 2008

El Mortirolo

Mañana se disputa la penúltima etapa del Giro de Italia 2008, en el que Alberto Contador es de momento (por tan solo 4 segundos) maglia rosa. Seguramente, será la etapa que decida la carrera: se suben el Gavia y el Mortirolo.

Del Gavia hablaremos algún otro día, recordando su paso en el 88, una de las jornadas más difíciles de los últimos 20 años debido a las condiciones climatológicas. Perico Delgado cuenta que había ciclistas que en plena bajada daban la vuelta y volvían a subir el puerto para entrar en calor o tiraban las bicis a los lados y se ponían a correr o a hacer flexiones a un lado de la carretera. Más de la mitad de los ciclistas se montaron en los coches y la organización tuvo que hacer la vista gorda.

Hoy me gustaría recordar una de las mejores etapas del ciclismo moderno. Transcurría el Giro del 1994. Un joven Eugeni Berzin era líder de la carrera, por delante del mismísimo Miguel Indurain, ganador de las dos ediciones anteriores, al que había batido en la primera contrarreloj.

En la segunda etapa de montaña, se ascendían el Stelvio, el Mortirolo, y un pequeño puerto de 6 km., de tercera categoría, el Valico de Santa Cristina. El Stelvio se pasó con casi una hora de retraso, muy tranquilos. En el mítico Mortirolo, Marco Pantani demostró por primera vez su indiscutible calidad como escalador. Rompió la carrera al inicio del puerto, que tiene rampas durísimas por encima del 10% de desnivel durante 12 km.

Atacó con fuerza, y le siguieron Berzin y De Las Cuevas. Indurain decidió seguir a su ritmo. A los pocos kilómetros, Berzin desfallecía e Indurain lograba rebasarle. El navarro realizó una ascensión increíble. Por delante, Pantani lograba el record de la ascensión más rápida, pero en el descenso decidía esperar a un Indurain lanzado hacia su tercer Giro de Italia. Recuerdo aquella persecución, como si fuera una contrarreloj por equipos, de los grupos de Indurain y Berzin, por los preciosos valles italianos.

Quedaba tan solo el último ascenso de la jornada, de tercera categoría. Indurain y Pantani sacaban más de 3 minutos a Berzin. Sin embargo, debido a que Miguelón se vació entre los puertos, y no comió ni bebió nada, sufrió una tremenda pájara en aquella ascensión final. Berzin le recortaba tiempo y llegaba a tan solo 30 segundos del español. Así, el ruso salía reforzado de las primeras etapas de montaña.

Era la primera vez que se veía a un Indurain humano, vencible.

Para mí, una de las etapas más bonitas que hemos podido seguir por televisión. Ciclismo del de antes, rozando la épica. Esperemos que mañana Gavia y Mortirolo no nos defrauden.

Aquí tenéis un fragmento de la etapa, el ataque de Pantani en el Mortirolo:

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